Aprovecha los títulos

Hola, sentido común.
Hacéis obras de arte dentro de la historia, pero luego los títulos son más sosos que una lenteja.

CREATIVIDAD, YO TE INVOCO.

¿Tienes oportunidad de hacer una frase que defina tu libro entero, por el que será recordado y transmitido de boca en boca, y lo único que se oscurre poner es «El medallón» o «Ella» o «Fulanito»?

Aprovecha y dale a tu novela un nombre un único e irreemplazable que se te clave en la memoria como un dardo («¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?»), o que guarde un significado oculto hasta el cierta escena («La tumba de las luciérnagas»), o que sea lo que le dé esencia a la historia («Cuando las cigarras lloran»), o que sea una metáfora para llorar de emoción («Blue is the warmest colour»), o que te impulse a leer por qué «El abuelo saltó por la ventana y se largó». (Sí, todos son títulos de libros/series o películas existentes)

Y ya no solo hablo del título de la historia, sino del título de los capítulos. Tenéis todo el derecho del mundo a poner capítulo 1 solamente (así tenéis más flexibilidad a la hora de modificarlos), pero… ¿qué es eso de llamarles «Comienzo», o «Llegada a Villasosa», o «El oráculo», o «La profecía» o «Final»?

Además de que la mayoría de los títulos te anticipan lo más importante que va a pasar en el capítulo (ilógico, porque como buen lector, los sucesos deberían llegarte sorpresivamente, tal y como sucede en la vida) dices algo completamente innecesario. Para eso no pongas nada, que queda más serio.

¡PON A FUNCIONAR ESE MELÓN QUE TIENES y haz combinaciones originales!

Por ejemplo, yo en «Los gatos negros de Londres» (cuyo título es una metáfora) puse un refrán sobre gatos en el título de cada capítulo; en «Paranoidd» (al que añadí una D para darle extravagancia) formé una frase con cada palabra del índice; y en «Ojos dorados» (cuyo título forma parte de una saga con significado oculto y hace alusión a cada protagonista) usé objetos pequeños que resumían el capítulo y que pasaban desapercibidos.

¡Así que ahora sé original y dale el coco para tu propia historia! Solo pido que os acordéis de buscar vuestro propio estilo, pues queda feo que todos usáramos las mismas ideas para los títulos 😉

Contrapunto: NO está mal que uséis títulos cortos y sencillos para vuestras capítulos, pero recordad que ahí tenéis otra herramienta para hacer algo mejor en alguna ocasión.

Mostrar, no decir (!)

Una de las reglas más importantes y más difíciles de aplicar (en mi opinión), que sirve para cualquier tipo de historia. ¿Por qué es difícil? Porque tienes que controlar la dosis justa para que el lector no se aburra ni se pierda, y para ello tienes que entender cómo funcionaría un lector.

Creo que uno no comprende esta regla hasta que no viene alguien y te la dice expresamente, a ser posible con ejemplos de tu propia historia. Esta regla dice que:

No digas al lector qué son las cosas, házselas sentir y que él saque su propia conclusión.

En las historias pecamos de añadir demasiada información superflua que no produce ningún tipo de sentimiento en el lector (que suele ser para lo que escribimos), cuando normalmente se le puede informar de lo mismo mediante descripciones/sucesos/diálogos que lo DEMUESTREN. Cuando algo se demuestra, ya sea una fórmula científica o un dato que encontremos por Internet, se queda grabado en el lector mucho más fácilmente.

 Con esto quiero decir que cuando tú escribes, le das a la obra una ambientación y un estilo que crea ciertas ideas/sensaciones en la mente del lector. Cuando pasen dos capítulos él no se va a acordar de qué herramientas has utilizado para producirle esa escena mental, pero sí se va a acordar del efecto que tuvo en la trama. El método más importante para lograr esto es mostrar sin decir.

Y te contaré otra cosa. El lector no es una piedra. Repetid conmigo: Los lectores NO SON PIEDRAS.

Los lectores son personas tan inteligentes como nosotros o más, así que no es necesario que le expliques todo mascadito. Tienes que crear un atmósfera apropiada y dejar que el lector reciba esas sensaciones ambiguas, que piense por sí mismo. Aclarar una intuición es como explicar el significado de un chiste malo, es lo que separa la genialidad de la mediocridad.

Explicar demasiado destruye el efecto de las burlas y los sarcasmos, entre otras muchas bellezas de la literatura.

Por ejemplo:

—Amador, quiero que me lleves al estrecho de Gibraltar a ver a los ingleses. ¡Y lo quiero ahora!

—Para estrecho el que tú me llevas entre las tetas —se burló Amador, que era un guarro.

  Mariel bufó y se dio la vuelta.  

VAYA. NO JODAS. No sabía que se estaba burlando. Y no, no me había quedado claro todavía que era una frase guarra. Muchas gracias por aclarármelo, no vaya a ser que tenga algún cromosoma de más.

¿Veis? Esta es una de las causas principales por la que yo cierro muchos libros, porque se piensan que soy gilipollas. Y es que no pasa nada por que suceda un par de veces, pero generalmente la gente que está acostumbrada a escribir así lo hace durante toda la obra, fácilmente unas dos veces por párrafo.

En lugar de eso, aprovechad el espacio para añadir información nueva y que le dé un poco de color al asunto, entre otras cosas, porque ayudará a definir mejor la personalidad de Amador:

—Amador, quiero que me lleves al estrecho de Gibraltar a ver a los ingleses. ¡Y lo quiero ahora!

—Para estrecho el que tú me llevas entre las tetas.

Y se echó a reír, después de levantar las cejas repetidamente y hacer un gesto esponjoso con las manos. Mariel bufó y se dio la vuelta.  

Los lectores se adaptan al camino que tú les marques. Tras unas cuantas páginas de historia, el lector se acostumbra a tu estilo y moldea su capacidad de intuición según el modo que tengas de llevar la trama. Si tu historia está cargada de frases obvias y explicaciones innecesarias, vas a tener una narración demasiado cómoda y le darás al lector permiso para dormirse tras cada párrafo. NO HAGAS ESO. Invítale a pensar, a estar atento, a dejarle con el efecto en el aire. Cuenta con él, no se lo cuentes.

 ****EN RESUMEN: Hay que ser MUY bueno para que el lector consiga formarse una idea mental sin decir absolutamente nada (solo unos pocos escritores consiguen que puedas interpretar el silencio literario de ciertas escenas), por lo que la herramienta para informar es apelar a los sentimientos del lector (MOSTRAR) en vez de narrar el suceso de forma fría (DECIR).

Así que ahora, tengo una tarea para ti. Ve a tu historia y elimina todas las frases que sean irrelevantes, todas aquellas que digan cosas obvias. En algunos casos, prueba a sustituirlas por descripciones/diálogos que aporten cosas nuevas.

Contrapunto: ¡No elimines información esencial o el lector se perderá!

Ah, y teniendo en cuenta que el «decir en vez de mostrar» (al revés, que sé que lo habéis leído como antes) explica las cosas de forma superflua y sin inmiscuir al lector, podéis usarlo a propósito cuando queráis pasar por un suceso rápidamente, sin parar la trama.

El punto y coma; cuándo carajo usarlo.

Bienvenidxs a la regla del signo de puntuación que no está atenido a reglas .

Cuando nos enseñan el punto y coma, nos lo presentan como el símbolo residual que nadie usa, porque nadie sabe usarlo con seguridad. Y es que en realidad, podemos permitirnos ignorarlo porque su uso está solapado por el uso del punto o de la coma (incluso a veces puede ser sustituido por raya de diálogo o paréntesis), así que nos conformamos con usar otras cosas y nos quedamos tan a gusto.

No es un fallo grave, pero voy a intentar que aprendáis a usarlo para que la narración sea más variada.

Mi trucos son:

– Cuando hay una enumeración larga (por lo que debería usarse comas), y quieres añadir aclaraciones dentro de los objetos en cuestión.  Entonces el punto y coma funcionaría como los corchetes con los paréntesis: engloba a las cosas de menor importancia.

Por ejemplo: Ayer comí sandía, plantada y recogida por mi abuelo; chocolate, robado de la despensa del comedor; y un escarabajo que encontré en el parque.

Nótese que también puede sustituirse por paréntesis: «Ayer comí sandía (plantada y recogida por mi abuelo), chocolate (robado de la despensa del comedor) y un escarabajo que encontré en el parque» y por otras estrategias: «Ayer comí sandía, que estaba plantada y recogida por mi abuelo. También chocolate robado de la despensa del comedor y un escarabajo que encontré en el parque.

 Cuando no puedas utilizar coma ni punto, como buen signo residual que es.

> No puedes usar coma cuando la segunda frase es independiente de la estructura de la primera (no es sujeto, verbo ni complementos de esa frase, sino que tiene estructura propia).

Por ejemplo: Tengo la mochila llena de mierda; tú la tienes bastante limpia.

Según esta regla, la frase:«Pertenecía a la cultura de los incas; la misma que desapareció hace seiscientos años» debería llevar punto y coma, ¿no? Vale, pero aquí algunos gramáticos dicen que además, si la segunda frase es una aclaración de la primera, sigue debiendo ir coma.«Pertenecía a la cultura de los incas, la misma que desapareció hace seiscientos años». Eso ya va un poco en cuestión de gustos. ¿Cuál creéis que queda mejor?

> No puedes usar punto cuando ya has usado muchos anteriormente, aunque es subjetivo. Usa punto y coma cuando las dos frases puedan ser separadas por punto, pero tengan relación temática. Por ejemplo: Salí a comprar el pan. Busqué dinero por todos los cajones y encontré un par de dólares. Decidí llevarme al perro porque estaba aburrido en casa; se había pasado el día arañando la rendija de la puerta. Hacía frío.

– Cuando te lo diga tu santo sentido de la intuición. Aquí viene la regla típica de la coma es un segundo de pausa, el punto y coma son dos segundos y el punto son tres. Depende de lo que sientas que debas pararte, elige una cosa u otra.

Contrapunto: Es guay usar el punto y coma cuando está en duda qué signo de puntuación usarse, porque si la frase pide un punto o una coma muy claramente, al lector le va a parecer raro encontrarse con un punto y coma.

La raya de diálogo

Una de las técnicas gramaticales más difíciles e ignoradas de la literatura. Muchas veces el autor/a no tiene ni idea de cómo se usa porque al publicar se lo corrige el editor.

– Al empezar una frase: (Raya + lo siguiente) sin espacios.

—Voy a comerme una salchicha.

—¿Vas a comerte una salchicha?

– Al introducir incisos o acotaciones.

—Voy a comerme una salchicha —dijo Eusebio(ESPACIO + Raya + verbo dicendi en MINÚSCULA.)

—Voy a comerme una salchicha. —Sale corriendo. (PUNTO + ESPACIO + Raya + verbo normal en MAYÚSCULA, puesto que antes hubo punto).

—¡Voy a comerme una salchicha! —grita Eusebio(Igual que en el primer caso, pues el punto de la exclamación/interrogación se ignora en favor del verbo dicendi).

– Al introducir incisos o acotaciones y hablar después. (Raya + signo de puntuación + ESPACIO + Siguiente palabra en MAYÚSCULA/MINÚSCULA, dependiendo del signo usado)

—Voy a comerme una salchicha —dijo Eusebio—. Y no me lo vas a impedir.

—Voy a comerme una salchicha —dijo Eusebio. Y añadió—: y no me lo vas a impedir.

—Voy a comerme una salchicha —dijo Eusebio indignado—, y no me lo vas a impedir.

—Voy a comerme una salchicha. —Se miró los pies Eusebio—. Y no me lo vas a impedir.  (con verbo no dicendi)

Por otra parte, fuera de los diálogos la raya también tiene otro uso:

– Para introducir incisos en medio de la narración. (Espacio + raya + inciso en minúscula + raya + espacio). Si queréis hacer una pausa, se puede poner coma o punto tras la raya. Las rayas se podrían sustituir por comas o paréntesis, lo cual recomiendo encarecidamente para evitar confusiones con diálogos.

A Eusebio le encantaban las salchichas —especialmente las alemanas— porque eran fáciles de comer.

A Eusebio le encantaban las salchichas —especialmente las alemanas—, puesto que su madre se las cocinaba de pequeño.

RESUMIENDO: Eso significa que las rayas de diálogo (excepto al empezar una frase) van «encerrando» la acotación y no el diálogo, como muchos creen, en el sentido de que no dejan que haya espacios entre medias. Además fijaros en que las rayas van inmediatamente pegadas a la palabra, por lo que si pensabas utilizar algún signo de puntuación, vas a tener que utilizarlo después.

Contrapunto: Cuidado con fiaros de Word, porque os lo va a corregir como mal. Word se quedó en la era cavernícola y aún está chocando piedras para hacer fuego.

Leísmos, loísmos y laísmos

A veces a los hispanohablantes nos da por crear abortos lingüísticos como el laísmo, leísmo y loísmo. Ya de por sí el español es difícil, así que algunas provincias hemos decidido complicarlo todavía más para que a la gente que sí sabe hablar correctamente le rechinen los dientes cuando nos oigan.

Pero vayamos por partes.

El COMPLEMENTO DIRECTO (CD)

Es aquel que recibe la acción realizada por el sujeto. Acompaña solo a verbos transitivos, ya que en intransitivos no es necesario.

Yo camino. (intransitivo)

Yo compro el agua (transitivo con CD)

Además, el CD puede referirse a un objeto inanimado o a una persona (precedida por la preposición A)

Yo no como carne (objeto)

Yo traiciono a un soldado (persona)

Ahora viene el drama: cuando queremos sustituir el CD por un pronombre (porque lo hemos utilizado anteriormente en la historia y no queremos repetir palabras) utilizamos lo, la, los, las en países latinos y lo, la los, las, le y les en España.

Juan tiene una gata – Juan la tiene.

Juan compró el pan – Juan lo compró.

Juan llama a sus hermanas – Juan las llamó.

Juan alimenta a los gatos – Juan los alimenta.

Juan quiere a Pepe – Juan lo quiere (latin) / Juan le quiere (esp)

Juan traiciona a sus amigos – Juan los traiciona (latin) / Juan les traiciona (esp)

*****Además el CD puede ser una subordinada entera, pero se sustituye igual. Por ejemplo: Yo echo de menos irme a la playa en verano – Yo lo echo de menos.

El COMPLEMENTO INDIRECTO (CI)

Es aquel que se «beneficia» de la acción, pero no la recibe en sus propias carnes, como el CD. Normalmente responde la pregunta ¿Para quién?

Ana compró comida para sus gatos.

Muchas veces va acompañado del CD y es fácil de ver, pero no siempre, porque el CD puede estar omitido o ser un verbo intransitivo.

Ana grita a Jaime (Un grito sería el CD, el que se beneficia es Jaime)

Cuando queremos sustituir el CI por un pronombre utilizamos le, les o se.

Ana trajo un regalo a su abuelo – Ana le trajo un regalo

Ana trajo un regalo a su abuela – Ana le trajo un regalo.

Ana trajo comida para sus gatos – Ana les trajo comida

Ana trajo un regalo a su abuelo – Ana se lo trajo (En vez de «Ana le lo trajo»)

YA DÉJATE DE MIERDAS. ¿CUÁL CARAJO ERA EL PROBLEMA?

El problema es que los españoles (y alguno más habrá) somos más chulos que un ocho y como hemos metido LE/S en el CD, pues ahora se nos confunde con el LE/S del CI. Entonces llega la hora en la que tenemos que poner complementos femeninos y salen combinaciones extrañas y apoteósicas como:

  • Laísmo sería usar el pronombre LA/S para un CI, que solo utiliza LE/S. Recordamos que variaciones como el LA/S o LO/S solo es válido para el complemento directo.
  • Leísmo sería utilizar LE/S para un CD femenino, creyendo que solo puede utilizarse eso, cuando el CD admite la variación de LA/S. Dentro del CD, también es leísmo utilizar LE/S para un objeto, cuando deberíamos usar LO/S.
  • Loísmo no lo identifico bien porque tampoco es muy habitual, pero supongo que consiste en usar LO como un cerdo, cuando realmente debes usar LE al ser CI.

Vale. Así que imaginaos que tenemos un complemento femenino/objeto que queremos sustituir por pronombre. ¿Qué hay que hacer si tenemos un complemento que no sabemos si es CD o CI, así que no sabemos si utilizar LA/LO es correcto? Pues tenemos que averiguar si es CD (así que lo correcto sería usar LA/LO) o CI (lo correcto sería usar LE):

Por ejemplo: Yo gruñí a una mujer.

Para identificar «A una mujer» si es CD, yo uso dos métodos:

Decirnos «Todo lo que yo gruña, es el complemento directo». Yo gruño gruñidos, no gruño mujeres, así que «a una mujer» es CI y se utiliza LE (Yo le gruño). El típico ejemplo de «Yo pego a una mujer» es idéntico a este, por lo que lo correcto sería «Yo le pego» (y el CD sería «un golpe«). Solo se admitiría «Yo la/lo pego» cuando hablamos de adherirse a una superficie, ya que entonces «la mujer» se volvería CD.

(Esta regla sirve para cualquier verbo y es la que yo he utilizado todos estos años, aunque a veces es un poco difícil de ver).

– Sustituirlo por «ESO» es CD. Quedaría «Yo gruño ESO (gruñidos) a una mujer«, o en un mejor ejemplo: «Yo sirvo sopa a mi esposa – Yo sirvo ESO a mi esposa – Yo se LA sirvo a mi esposa». Recordamos que con ejemplos personales queda más feo, pero también es válido: «Empujé a Pepe hacia Luis – Empujé ESO hacia Luis – LO empujé hacia Luis».

Ponerlo en voz pasiva, donde el CD es sujeto y el CI no varía: En ese ejemplo no se puede porque no hay CD y no habría sujeto en voz pasiva, así que se crearía una brecha interdimensional que nos absorbería a todos hacia el averno. PERO en otro ejemplo con CD como «Yo peino las trenzas a una mujer» lo ponemos en voz pasiva y quedaría «Las trenzas son peinadas por mí«, así que «las trenzas» es CD y «la mujer» pues no sé cómo meterla :v pero vemos que queda marginado, así que es CI. Por lo tanto, quedaría «Yo le peino las trenzas«.

Contrapunto: Mucha gente repite el complemento indirecto en la misma frase dos veces para enfatizar. Es correcto. Por ejemplo: Ana le trajo un regalo a su amigo. 

Pero también hay abortos de personas que confunden el CD con la concordancia del CI. Esto no es correcto. Por ejemplo: Dije la noticia a mis vecinas – «Se las dije», en lugar de «Se la dije».