La considero imprescindible en todas aquellas novelas en las que la ambientación es inventada, especialmente en la temática de fantasía. Consiste en introducir (en diálogos o descripciones) datos pasajeros al azar, que no hayan salido en la historia previamente o que no vayan a volver a salir. ¿Para qué hago esto? Para dar una mayor sensación de profundidad.
Por ejemplo:
Tim se acercó a la Casa de Empeños y vendió el famoso collar que su abuelo había ganado en las guerras del 1900. Le dieron quince obes de plata y dos penques de cobre. Con eso tendría para comprarse un caballo.
—¿Partiremos al anochecer entonces? —preguntó Jerry—. Aún tengo que despedirme de Julius. El otro día estaba en la cama con un mareo terrible.
—Vale, pero hazlo rápido. Los soldados cierran las puertas.
Puede que Julius y las guerras del 1900 no hayan salido en la historia ni vuelvan a salir. Y alguno dirá: «¡Eh, pero el lector no sabe qué pasó en esas guerras!» o «¡Eh, pero el lector no sabe quién es Julius, ni por qué está mareado!».
Claro que no sabe. El lector no es más que un mirón que ha aparecido en mitad de la historia, en una trama que sucede de X punto a X punto, pero se supone que la ambientación lleva existiendo mucho tiempo antes. Se supone que tú creas un mundo donde suceden miles de tramas, una de las cuales es la que tú cuentas en tu historia. Así que vuestra trama no nació para dar vida a la ambientación, vuestra ambientación nació para dar vida a vuestra trama.
Y es que en las sagas largas (véase Canción de Hielo y Fuego) casi todos esos detalles vuelven a retomarse en algún momento de la historia de forma ampliada, pero como no todos los mortales de este mundo saben hacer sagas de 7000 páginas, pues nosotros tenemos que conformarnos con dar sensación de profundidad aunque no podamos confirmarlos en un futuro.
Y recordad: cuanto más específicos sean los datos random, más vida le darán a la historia y más atraparán al lector. Fijaos en que yo no he mencionado solo guerras, sino guerras del 1900; igual que no solo he nombrado a Julius, sino que he mencionado cuál ha sido la última relación que ha tenido con el protagonista.
Contrapunto: Acordaros de no solaparos/contradeciros con esos sucesos. Además, si ahondáis demasiado en el detalle el lector va a preguntarse acerca de ese suceso y vais a tener que dar explicaciones. La clave es no extenderse demasiado en ellos.
De la misma manera, podéis tener en cuenta algunos de esos detalles a la hora de continuar la trama en otro momento (es decir, convertirlos en pistolas de Chejov).