Que yo sepa, un día la vida no coge y se cansa de crear personas interesantes y complejas, y de repente empieza a crearlas vacías, de plástico, ¿verdad?
Pues tú tampoco puedes hacerlo.
Si metes a un personaje nuevo que solo te sirve para cierto momento de la trama, no puedes darle carácter de ameba y quedarte tan tranquilo. Tienes que crearle una personalidad propia, o al menos dejarla intuir mediante comentarios/acciones fugaces. No puedes usar a los personajes como herramientas para que avance la trama sin trabajarles un poco, porque hay que recordar que los personajes imitan a las personas reales, y las personas reales no nacen para un único propósito en la vida.
Piensa en cómo sería tu personaje secundario fuera de la trama y trátale acorde a ello.
Contrapunto: Tampoco consiste en acribillar al lector de detalles inútiles. Busca el equilibrio. Utiliza características livianas que sirvan para darle un poco de color a la historia, pero que puedan ser desechables en la mente del lector. Y si los detalles que quieres meter son importantes, asegúrate de repetirlos cada cierto tiempo para que el lector no los olvide.